Experiencia Erasmus de alumnado de GS en BARAKA (Marruecos)


Experiencia Erasmus de alumnado de GS en BARAKA (Marruecos)

Tutorizar a nuestro alumnado en su periodo de prácticas (FCT) siempre es una vivencia enriquecedora que nos pone año tras año ante la realidad, más allá de los límites de nuestras aulas. Nos hace permanecer en actitud de salida, y nos ayuda a recordar el porqué de nuestra labor como docentes cuando podríamos llegar a tener el riesgo de vernos absorbidos/as por los contenidos, evaluaciones… Olvidando el para qué (y para quién) les formamos.

Pero la experiencia de acompañar a Paula, alumna de Integración Social, en su estancia en Nador (Marruecos), ha sido particularmente especial. Paula, con su entusiasmo y adaptabilidad, ha probado tener una capacidad impresionante para mimetizarse no solo en la cultura y el idioma, sino también en el funcionamiento del Centro Baraka (centro de capacitación, formación e inserción para los jóvenes en riesgo de exclusión) y la Delegación de Migraciones (DDM), que lleva la Compañía de Jesús en esta ciudad tan próxima a la valla de Melilla.

A mitad de su estadía, he tenido la oportunidad de visitar a la alumna y me ha sido evidente el impacto positivo que su presencia ha tenido en su entorno y en su propio desarrollo profesional y personal. Paula ha demostrado una habilidad excepcional para conectar con las personas y entender las complejidades de trabajar en el ámbito de la integración social, especialmente en una zona como esta, cercana a las fronteras y marcada por las dinámicas migratorias.

El Centro Baraka y la DDM son espacios donde se cruzan historias de vida, culturas y realidades diversas, en ocasiones extraordinariamente duras. Paula, a través de su empatía y capacidad de escucha, ha logrado construir relaciones significativas con las personas usuarias de los recursos y con el equipo de trabajo. Su compromiso y dedicación se reflejan en su interés por formarse y amoldarse a las necesidades específicas de cada persona y situación.

Aunque aún le queda la otra mitad de estadía, estoy segura de que continuará aprendiendo, disfrutando y viviendo esa transformación personal y profesional que tan profundamente se experimenta al estar transitando en los márgenes, donde están las personas más olvidadas. La experiencia de ver de primera mano sus prácticas en Nador ha sido un recordatorio de cómo la formación práctica es una oportunidad para crecer, aprender y contribuir –aunque sea de forma sencilla– a la comunidad; y de cómo la inclusión social en un contexto tan diferente al propio, pese a ser un proceso que conlleva numerosos desafíos, enseña mucho acerca de los retos de la profesión y de nuestra sociedad en general.

Ana Herráez

Profesora de Integración Social

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